El capitalismo se fundamenta en la competencia y la explotación, lo que influye en las conductas de la sociedad. Los capitalistas compiten entre sí, lo que favorece a quienes producen mercancías más baratas, generando ganancias y desplazando a la competencia.
Sin embargo, esta competencia lleva a una paradoja: para mantener ganancias al producir mercancías económicas, se debe producir en gran cantidad y con vida útil corta. Esto resulta en un impacto ambiental creciente y un desgaste acelerado de recursos y energía. La obsolescencia programada es consecuencia de este enfoque, afectando una amplia gama de productos. Esto no se debe a la maldad humana, sino al diseño del sistema capitalista que recompensa estas conductas autodestructivas en pos de la competencia y la explotación.
El consumo responsable
El consumo responsable busca contrarrestar estos problemas, implicando decisiones éticas al adquirir bienes y servicios, considerando su impacto social, económico y ambiental. Esto se logra siguiendo las «tres erres»: reducir, reutilizar y reciclar. En contraste, el consumo irresponsable, fomentado por el consumismo desmedido y la publicidad, ha llevado a graves consecuencias como el agotamiento de recursos naturales y la generación masiva de residuos.
El consumo irresponsable
La existencia del consumo responsable conlleva la existencia de un consumo irresponsable. El consumismo desmedido y sin responsabilidad fomentado por la publicidad de las empresas ha llevado a graves consecuencias en nuestro entorno, pretenden culpabilizar al consumidor del agotamiento de recursos naturales, la generación masiva de residuos, la degradación del medio ambiente y la explotación de trabajadores.
La producción y el transporte de bienes consumen enormes cantidades de energía y recursos naturales. Además, la proliferación de productos de usar y desechar genera toneladas de basura que, en muchos casos, no se gestionan de manera adecuada y terminan contaminando suelos y cuerpos de agua.
Según los expertos la mayoría de consumidores práctica un consumismo irresponsable que ha causado agotamiento de recursos, generación de residuos y explotación laboral. La producción y transporte de productos contribuyen a una mayor contaminación.
Por lo que pretenden cargar y hacer responsable del mal funcionamiento de la producción y distribución al consumidor, cosa con la que nada tienen que ver, de esta forma se culpabiliza y criminaliza al consumidor y no a los empresarios que producen dichos productos y los políticos que permiten estas formas de producción y distribución. Por ejemplo, el uso de bolsas de plásticos en los establecimientos de venta. Han sido los políticos los que han aprobado normas para cambiar los hábitos de consumo influenciados por la opinión ciudadana. El consumidor individual se consideraba culpable del uso de bolsas de plásticos, pero no tenía alternativa.
El consumo crítico
El consumo crítico surge como una alternativa consciente, desafiando el consumismo compulsivo, implica cuestionar las lógicas del consumismo y considerar los impactos de las elecciones de consumo en diversos aspectos.
Los principios del consumo crítico incluyen conciencia, sostenibilidad, comercio justo, reducción del consumo y apoyo a la economía local. Además de ser una elección individual, el consumo crítico tiene el potencial de generar cambios a nivel empresarial, industrial, social y ambiental. Por ejemplo, el cambio de las empresas en la utilización del aceite de palma en los productos alimentarios.
A pesar de la influencia de la publicidad, el consumismo está adquiriendo un carácter político, y el consumidor crítico se convierte en un agente de cambio al tomar conciencia del papel que juega en una sociedad más consciente y sostenible.
Aunque el camino hacia el consumo crítico es complejo y requiere investigación y solidaridad, la conciencia sobre la procedencia de los productos y su impacto está en aumento, lo que lleva a una mayor preocupación por la sostenibilidad y ética en el consumo.
Tiene el potencial de generar un cambio significativo en diferentes áreas como la responsabilidad empresarial, el cambio en la industria, la preservación del medio ambiente y el empoderamiento ciudadano. Los consumidores críticos se esfuerzan por tomar decisiones informadas y éticas,
En un mundo donde el consumismo se ha vuelto una fuerza poderosa, el consumo crítico emerge como una herramienta transformadora. Cada compra puede ser un voto por la sostenibilidad, la justicia social y la equidad. Adoptar una mentalidad de consumo crítico nos permite ejercer nuestra ciudadanía de manera cotidiana y trabajar hacia una sociedad más consciente y responsable.
Al reflexionar sobre nuestras elecciones de consumo y promover un enfoque crítico y ético, estamos contribuyendo a una transformación profunda de nuestro entorno y, en última instancia, a la construcción de un mundo más equitativo y sostenible para las generaciones venideras.
El consumidor crítico es el protagonista de una revolución silenciosa, pero poderosa, que nos invita a cuestionar y repensar la forma en que interactuamos con el mercado y nuestro entorno.
La publicidad nos incita a consumir para mejorar nuestra imagen y éxito, sosteniendo una mentalidad consumista arraigada en la sociedad. Sin embargo, el consumo está adquiriendo un carácter político, con individuos conscientes de que sus elecciones pueden tener un impacto más allá de la compra. El consumo crítico desafía el sistema, eligiendo productos éticos y sostenibles.
A pesar del silencio mediático, la conciencia sobre la procedencia de lo que consumimos crece. La gente busca opciones que respeten trabajadores y el medio ambiente, comprendiendo que las externalidades negativas afectan localmente. La deslocalización afecta al empleo y la seguridad alimentaria preocupa.
Doménec Bernard Agustí
Presidente de FACUA Comunidad Valenciana
Psicólogo
Bibliografía consultada:
CONSUMO INTELIGENTE.
Todo lo que debe saber para comprar mejor y gastar menos
Juanjo CÁCERES- 2014
Editorial: DEBOLSILLO clave
CONSUMO CRÍTICO
El activismo rebelde y la capacidad transformadora de la solidaridad
Carro de Combate (Laura VILLADIEGO, Brensa CHÁVEZ y Naaret CASTRO) – 2021
Editorial KATARATA
CARRO DE COMBATE
Consumir es un acto político
Laura VILLADIEGO / Nazaret CASTRO – 2014
Editorial clave intelectual
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