Quizás el planteamiento del propio título de este artículo ponga encima de la mesa una de las asignaturas pendientes y de mayor importancia en el ámbito de la lucha social a través de la sociedad civil organizada.
A pesar del paso de décadas, todavía no se ha conseguido construir una sinergia de colaboración estable y robusta entre los movimientos consumeristas y sindicalistas, las experiencias son prácticamente inexistentes tanto en el ámbito europeo como en Latinoamérica.
Este déficit choca con elementos comunes que vienen poniéndose de manifiesto desde los primeros gérmenes de movimientos consumeristas que empezaron a ver luz allá por finales de siglo XIX y que en la primera mitad del siglo XXI seguimos sin resolver.
Para visibilizar de una forma simple esta situación, voy a poner como ejemplo a dos mujeres activistas, separadas en el tiempo, pero que nos pueden perfilar la necesaria sinergia entre sindicatos y el movimiento consumerista, obviamente no son las dos únicas personas que han trabajado este ámbito, pero creo que nos pueden servir para plantearnos una reflexión tras la lectura de este texto.
Florence Kelley
Florence Kelley (12 de septiembre de 1859-17 de febrero de 1932), fue abogada y trabajadora social, una referente en su época por el trabajo realizado en favor de la legislación laboral protectora para las mujeres, su activismo por la protección del trabajo infantil.
Kelley profundizó sobre el trabajo infantil en talleres clandestinos y emitió un informe al respecto para la Oficina de Trabajo del Estado de Illinois, posteriormente fue nombrada en 1893 por el gobernador John P. Altgeld como la primera inspectora de fábrica del estado de Illinois.
En 1899 se convirtió en la secretaria nacional de la Liga nacional de consumidores, desde la que desde un primer momento enfocó su visión ligando la calidad de la cadena de producción con el producto final que llega al consumidor, acercándose, ya entonces, a estrategias que hoy día entrarían a entenderse dentro del consumo ético y responsable.
La visión de la americana entendió a ambos colectivos (trabajadores y consumidores) como principales víctimas del sistema económico capitalista , por un lado se lucha por la mejora de las condiciones para poder arrancar al sistema un salario digno y una vida digna que no se simplifique única y exclusivamente en producir y por la otra se lucha por mantener esa retribución económica protegiendo una justa y trasparente distribución de la riqueza para la adquisición de los bienes y servicios necesarios.
En su texto “Objetivos y Principios de la Liga de Consumidores”, Kelley define a la sociedad de su época como a una sociedad de consumidores, algo que llama la atención y termina apelando a que lo primero que tiene que hacer una Liga de Consumidores es investigar las condiciones de producción.
Kelley viene a argumentar en su texto, teniendo en cuenta se experiencia como inspectora de trabajo, elementos que otorgan el poder a los consumidores para incidir a través de ss actos en las propias condiciones laborales de las fábricas, potencia la educación respecto al consumo e incluso viene a plantear un “sello de calidad” para aquellos productos que garanticen tanto los derechos del consumidor como los del trabajador que forma parte de la producción.
A día de hoy, sus propuestas, a pesar de todo el desarrollo legislativo y social, podríamos asumirlas como absolutamente vigentes.
Kalpona Akter
Nacida en Bangladesh en 1976, es una carismática sindicalista que a día de hoy mantiene como punta de lanza en su discurso en protección para la seguridad de los talleres textiles.
A los 12 años se dedicaba a cortar los hilos sobrantes como ayudante de costurera, a los 16 años era la representante sindical de la empresa en la que trabajaba ya había montado su primera huelga.
Kalpona es una defensora de los derechos laborales reconocida internacionalmente y ha participado en las Naciones Unidas y las reuniones informativas para miembros del Congreso de los EE. UU. entre otras, para denunciar las condiciones deplorables a las que se enfrentan las trabajadoras de la confección de Bangladésh a diario, ahora dirige el Bangladesh Center for Worker Solidarity.
Akter fue arrestada en New Jersey durante las protestas por el avergonzante desastre de Rana Plaza, en el que fallecieron 1134 personas al desplomarse un edificio que alojaba cuatro fábricas de ropa además de un gran número de tiendas y de un banco.
En noviembre de 2012, en el incendio de una fábrica en Tazreen que acabó con la vida de más de un centenar de empleados, Akter, tal indica en la entrevista publicada en El País y realizada por Naiara Galarraga Gortázar, “Estaba lleno de cadáveres por el suelo, sangre, chancletas, podría ver que habían intentado huir. Buscamos la ropa, busqué unas tijeras y corté las etiquetas. Allí estaban Walmart, Sears, Pizz Italia, Infinity… Saqué fotos. Y esa tarde se lo mandé a mis socios europeos y americanos en la CCC (Clean Clothes Campaign, la campaña ropa limpia)”.
La conexión con el movimiento consumerista, con las premisas del consumo ético y responsable, que ya avanzó Kelley siglos atrás, sigue sonando, ahora en el Parlamento Europeo, ante el que Akter pidió una normativa vinculante de la industria europea que exija conocer dónde y en qué condiciones realizan las prendas la cadena de proveedores de las marcas, de forma que el consumidor tenga esta información pare encauzar su opción de consumo.
La activista, pone el foco en el poder del consumidor cuando declara de forma expresa “No pido el boicot a las marcas, sino un consumo responsable”. (entrevista del El País abril de 2018)
Tras una visita a las tres capitales vascas, en abril de 2018, la web “noticias de Navarra” se hacía eco de sus palabras:
«Es importante que los consumidores sepan que su voz importa». «No pueden desconectar de las condiciones en las que se han confeccionado los productos, tienen que estar educados y alzar su voz también», sostiene. La solución, asegura, no es dejar de consumir. «Necesitamos esos trabajos, pero estamos pidiendo que se dignifiquen. Y esto se consigue con seguridad en los centros de trabajo, subiendo los sueldos y con derechos y libertad para organizarse. Y esto será posible si los consumidores empiezan a hacer preguntas sobre las condiciones en las que se han confeccionado los productos, los consumidores tienen poder». Y advierte: «No penséis que las trabajadoras de El Salvador están en el cielo, estamos todas en las mismas condiciones».
Conclusiones
El problema, a día de hoy, es que la sinergia entre ambos movimientos, prácticamente es inexistente, a pesar de que la búsqueda de alianzas prácticas de acción y colaboración entre las organizaciones sindicales y de consumidores se hace más necesaria cada día.
En España, a pesar de que han existido convenios de calado entre FACUA y CCOO, en el ámbito territorial de Andalucía, no han servido de impulso para generar una acción unitaria en el conjunto del estado que conformen un movimiento compartido de forma estable, ello, a pesar de compartir reivindicaciones comunes tanto en el ámbito social y económico.
Hay ejemplos claros en los fenómenos de reducción de plantillas debidas a la digitalización de la sociedad, que viene a suponer en muchos casos un perjuicio directo a los usuarios de distintos servicios al derivar en una deshumanización de la relación personal, que es absolutamente necesaria para una adecuada información al usuario o la resolución adecuada de los conflictos que pudieran surgir dentro del acto de consumo.
La necesidad, fue, es y será manifiesta en este ámbito, quizás sea el momento de que los lideres de estos movimientos den un paso definitivo para lograr una adecuada colaboración entre los dos movimientos.
REFERENCIAS
CITA Gil Juárez, Adriana (2008). Por una ética del consumo política: Florence Kelley y la Liga de Consumidores. Athenea Digital, 14, 311-316. Disponible en http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/article/view/584.
https://elpais.com/elpais/2018/04/23/planeta_futuro/1524476087_335090.html
https://www.noticiasdenavarra.com/economia/2018/04/22/made-in-bangladesh/743686.html
Artículo Consumerismo, octubre 2018 https://www.facua.org/es/noticia.php?Id=13320
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Jordi Castilla. Abogado. Secretario General de FACUA Andalucía y FACUA Sevilla