Si lo comparamos con lo que ocurría diez años atrás no es difícil concluir que la protección del consumidor ha ganado un espacio cada vez mayor en la agenda internacional. Si bien los asuntos relacionados con los derechos de los consumidores y sus regulaciones no son nuevos en el escenario mundial, podemos afirmar que en este último decenio la importancia que han adquirido en foros internacionales es manifiesta.

Lo que antes parecía verse como un tema circunstancial o anexo a otros que supuestamente eran más importantes ha adquirido, por derecho propio y por su gravitación en los impactos que genera el establecimiento de políticas globales, un lugar que no había tenido antes.

Tal vez el ejemplo más elocuente sea la decisión de Naciones Unidas de crear un Grupo Intergubernamental de Expertos en Protección del Consumidor (IGE, por su sigla en inglés) bajo los auspicios de la UNCTAD, con los objetivos de auspiciar entre los gobiernos una mejor y mayor coordinación en la implementación de políticas dirigidas a los consumidores. Con vocación multilateral y amplia, el IGE también busca indagar sobre los problemas que enfrenta el mundo en la actualidad y dar una visión desde la perspectiva de “…el grupo económico más grande cuyas opiniones no siempre son tenidas en cuenta…”, como señalaba John F. Kennedy en su mensaje al Congreso de los Estados Unidos allá por 1962.

La segunda sesión del IGE se llevará a cabo en Ginebra el 3 y 4 de julio próximos. Si miramos la agenda de esa reunión [1] podemos tener un panorama de cuáles son los temas que importan a nivel internacional en la protección del consumidor: implementación de las Directrices para la Protección del Consumidor de Naciones Unidas a nivel nacional, regional y global; los marcos institucionales y legales para la protección del consumidor; la protección de consumidores vulnerables y en desventaja; el comercio electrónico; la creación de capacidades y asistencia técnica entre países.

Como puede notarse de los temas elegidos, la cooperación internacional y la implementación de las políticas y marcos legales ocuparán buena parte del debate. Por otro lado, los dos temas puntuales elegidos son una muestra elocuente de cuáles son las preocupaciones mundiales.

El comercio electrónico ocupa un lugar preponderante, repitiendo lo ocurrido en la primera reunión del IGE realizada en octubre de 2016, aunque el debate no se circunscribe específicamente a él, sino que se amplía a lo digital, incluyendo el acceso a internet, la protección de datos personales y la privacidad, y los fenómenos que significan la economía colaborativa y la Internet de las Cosas. Y es que “lo digital” permea todas las discusiones porque vivimos en un mundo en que las conexiones entre consumidores, proveedores y el estado están cada vez más intermediadas por las tecnologías de la comunicación.

Otro ejemplo de la importancia de lo digital a nivel internacional es la reciente Cumbre de Consumidores llevada a cabo en Berlín, el 15 de marzo, en el marco de las actividades propuestas para el G20 por Alemania, que ostenta la presidencia de ese grupo. Esta Cumbre, inédita hasta ahora en ese foro, tuvo como eje los asuntos digitales y la consigna de analizar un mundo digital en el que los consumidores puedan confiar. La confianza está en el corazón de este mundo cibernético: confianza en que las transacciones respetarán derechos de los consumidores, confianza en que los problemas que puedan existir sean resueltos de manera concreta y rápida, confianza en que se protegerán los datos personales. Y, también, confianza en que el acceso a internet crezca ya que en la actualidad sólo el 50 % de la población mundial tiene acceso a él. Este tema de acceso está íntimamente relacionado con el segundo punto de agenda del IGE, es decir el de los consumidores vulnerables y en desventaja.

En ocasión de esta Cumbre, Consumers International y la Asociación de Consumidores de Alemania presentaron a las autoridades alemanas un conjunto de recomendaciones para hacer que esa confianza crezca y se fortalezca [2]. Estos principios fueron, posteriormente, tenidos en cuenta en la declaración final de la reunión que ministros de ciencia y tecnología mantuvieron en el marco de las actividades del G20, en abril de este año, y se espera que también sean parte de la declaración final de la reunión que los presidentes y jefes de estado del G20 mantendrán en julio. De igual manera, se espera que los países miembros de este grupo y también otros extras grupos tomen estas recomendaciones para incorporarlas al debate nacional.

Otros foros y organismos internacionales, como la OCDE, WSIS y la propia UNCTAD, están discutiendo sobre el fenómeno digital. En abril de este año se realizó por 5ta. vez la “E-Week” [3], una reunión promovida por UNCTAD para analizar y debatir el fenómeno digital. En ella se presentó la iniciativa “E-Trade for all”, que busca mejorar el acceso de pequeñas y medianas empresas al mundo digital como una manera de fomentar el desarrollo económico y social de los países y brindar a los consumidores mayores oportunidades de acceso a bienes y servicios; en este marco se debatió sobre la manera de abordar las complejidades que la resolución de conflictos transfronterizos tiene para el comercio electrónico, entre otras cuestiones.

En esa reunión, Jack Ma, fundador y presidente de Alibaba, el gigante del e-retail chino, señaló que estamos en un mundo digital y que en un futuro mucho más cercano que el que creemos casi todo el comercio nacional e internacional será electrónico. De allí que profundizar los análisis y la búsqueda de soluciones para los intrincados problemas a los que nos enfrenta el mundo digital no se circunscribe a las transacciones en sí, sino que se extiende a la manera en que todos estamos conviviendo.

La interconexión es el standard de esta época y somos cada vez más interdependientes. Los consumidores, como se mencionó en los foros que mencionamos, ya no es un mero receptor de políticas, sino que está en el centro de ellas como uno de sus impulsores y creadores; el comercio internacional ya no es un asunto que se resuelve entre países, sino que es algo que los consumidores practican a diario con independencia de tratados comerciales bilaterales o multilaterales. La reputación de una empresa puede hacerse polvo en minutos si los consumidores no están satisfechos con sus acciones, sin importar si esos consumidores están o no en un país determinado, ni siquiera en el país donde la empresa pudiera haber violado los derechos de éstos.

Prestar atención a la agenda internacional es hoy más que nunca tener herramientas para pensar y desarrollar la agenda nacional.

[1] http://unctad.org/en/Pages/MeetingDetails.aspx?meetingid=1274

[2] Ver http://www.consumersinternational.org/media/1733768/g20-digital-recs-spanish-visual.pdf

[3] http://unctad.org/en/conferences/e-week2017/Pages/default.aspx

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Antonino Serra, Abogado, Encargado del Programa Global de Protección y Justicia del Consumidor de Consumers International.