Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, las enfermedades no transmisibles, no solo serán las principales causas de discapacidad en todo el mundo en el año 2020, sino que también se convertirán en los problemas más costosos afrontados por los sistemas sanitarios.
Las estadísticas de Cuba revelan una situación similar. En el año 2016 la tasa de mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles es la más elevada, con 731,4 defunciones por cada 100 000 habitantes, tendencia que se presenta desde hace años en el cuadro de morbilidad y mortalidad del país, donde en las primeras diez causas de muerte se sitúan las enfermedades del corazón, con una tasa de 217,7 por 100 000 habitantes, seguida muy de cerca de la muerte por tumores malignos, cuya tasa es de 216,3. Ambas causas explican el 49,1 % del total de las defunciones del año 2016.
Las estadísticas de Cuba revelan una situación similar. En el año 2016 la tasa de mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles es la más elevada, con 731,4 defunciones por cada 100 000 habitantes, tendencia que se presenta desde hace años en el cuadro de morbilidad y mortalidad del país, donde en las primeras diez causas de muerte se sitúan las enfermedades del corazón, con una tasa de 217,7 por 100 000 habitantes, seguida muy de cerca de la muerte por tumores malignos, cuya tasa es de 216,3. Ambas causas explican el 49,1 % del total de las defunciones del año 2016.
Si bien, de acuerdo a datos nacionales del año 2010, la prevalencia global del tabaquismo en nuestro país ha disminuido, en determinados grupos de edad, 13 y 15 años, ha aumentado. El consumo per cápita de cigarrillos en la población cubana de 15 años y más, presenta una tendencia creciente desde el año 2012 que, en el 2016, fue de 1.657 cigarrillos, cifra que equivale a que cada cubano en esas edades fumó 4,5 cigarrillos diarios.
Asimismo, las estadísticas muestran que más de la mitad, 54 %, de los integrantes de las familias cubanas están expuestos al humo del cigarrillo; el 65 % de los niños, el 51 % de las embarazadas y el 60 % de los adolescentes. Lo anterior ubica a Cuba en el lugar 22 de los países de mayor prevalencia de tabaquismo pasivo en el hogar, de los 98 que enviaron datos a la OMS y el tercer lugar de los 26 países de América que informaron este dato, superado por Argentina (70%) y Uruguay (63%).
Proteger al consumidor
Para mejorar la salud de los cubanos se requiere que la población asuma estilos de vida saludables, y se implementen políticas públicas dirigidas a facilitarlo. No es suficiente que se promulguen medidas y regulaciones, es necesario que se implementen de forma adecuada y se controle su cumplimiento, lo que lleva aparejado, en el caso particular del tabaquismo, que se genere un clima no favorecedor a la aceptación social del consumo de tabaco, que genera permisividad de autoridades y familia, conllevando a la transmisión, de generación en generación, de un comportamiento nocivo a la salud.
Aunque cuando se hace referencia al tema no se alude a los derechos del consumidor, toda estrategia de informar y educar, así como medidas económicas y legales que limiten la accesibilidad al cigarrillo, como producto nocivo y adictivo, lleva implícito la protección a la salud del consumidor, al propiciar que asuma una conducta responsable, en lo individual y social.
Pero explicita o no, la protección al consumidor en los países productores de tabaco se torna más compleja, pues la aceptación social es mayor y se une a ello el hecho de que el tabaco es una importante fuente de empleo y sustento económico. Por su papel como producto de exportación, constituye también fuente de ingreso en moneda convertible, lo que hace que se presente la situación paradójica de resultar importante cultivar tabaco y a la vez proteger al consumidor al promover salud, en países como Cuba, donde ambos empeños los asume el estado.
Desde el año 1986 se ejecuta el “Programa para la prevención y control del tabaquismo en Cuba” con la participación de distintos sectores y actores de la sociedad, ejecutando acciones educativas, de rehabilitación e investigación que han tenido un buen nivel de implementación y ejecución, pero coexistiendo con el rezago de la legislación, su no implementación y deficiente control, unido a la publicidad indirecta en la que participan o se hacen eco, los medios de comunicación social. Los cigarrillos siguen siendo productos de muy fácil acceso, tanto en precio como en disponibilidad en el mercado, pues se ofertan en todo tipo de establecimiento, en cajetillas de 10 cigarrillos e incluso, en unidades.
Prueba de ello es que en la Encuesta Mundial de Jóvenes que realiza la OMS, se encontraron resultados que evidencian lo anterior: más del 60% de los estudiantes refieren haber visto mensajes a favor del tabaco, 62,9% de los no fumadores y 67,9% de los fumadores. Predomina significativamente en los jóvenes fumadores activos, poseer algún objeto alegórico al cigarrillo, incluso algunos manifestaron que representantes de entidades comercializadoras del producto, le han ofrecido un cigarrillo gratis. A la vez 92.4% de los estudiantes de secundaria básica encuestados vio mensajes contra el cigarrillo en los medios de comunicación.
Los encargados de implementar y controlar las acciones y medidas relacionadas con la prevención y control del tabaquismo y, por tanto, proteger al fumador activo y al pasivo en los centros de enseñanza, de salud y lugares públicos, en una alta proporción son fumadores o aceptan el tabaquismo como algo que forma parte de la vida cotidiana de los cubanos. A la vez, ellos constituyen modelos sociales, patrones a imitar por niños y adolescentes.
El Acuerdo 5570 del 2005, del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (CECM). es el documento legal de mayor fuerza y alcance, que plantea la prohibición de la venta de cigarrillos y tabacos a menores de 18 años de edad; establece la prohibición de fumar en locales públicos cerrados que no tengan áreas creadas a tales efectos, así como en los medios masivos de transportación; establece también la prohibición de fumar en los centros e instituciones educacionales, de la salud e instalaciones deportivas, en los que, de considerarse por los organismos correspondientes, se habilitarán áreas específicas para fumar. En los demás centros e instalaciones pertenecientes a otros organismos o instituciones se crearán áreas para fumar. En cualquier caso, las áreas de fumadores y de no fumadores deberán estar debidamente señalizadas.
Puede considerarse por su contenido, que es un documento legal para proteger al consumidor, pero investigaciones realizadas ponen en evidencia que la aplicación y cumplimiento es insuficiente, debido a la falta de exigencia, control, la poca importancia que le confieren las autoridades competentes y la población que no ve la misma como una medida favorecedora para proteger su salud.
Las paradojas y las controversias
Pero proteger al consumidor cuando en el país el medio social resulta favorecedor para ese consumo nocivo, resulta complejo y difícil, pues la cultura y el folklore hacen presente el tabaco en la música, bailes, forma parte de los rituales religiosos, como ofrenda a los dioses o simplemente para acompañar la danza y otros espectáculos, que con gran orgullo ofrecen a los turistas como símbolo de auténtica cubanía.
A la vez, los lugares de recreación y muy especialmente los centros nocturnos, además de expender cigarrillos, éstos se asocian a su consumo, pues una nube de humo rodea las pistas de baile, las mesas de los asistentes y al propio escenario y sus artistas. No es usual encontrar en cafeterías, restaurantes y centros nocturnos, aéreas para fumadores y por lo general, cuando existen, no cumplen con lo establecido al respecto para no contaminar el aire de los que no fuman.
Esto hace que el cubano, tanto niño como adulto, se mueva en un medio social donde de manera clara se manifiesta la paradójica situación de enaltecer y reprobar el acto de fumar, donde los medios de comunicación resaltan la importancia del cultivo de la planta para la economía, mientras que, de manera casi simultánea, se presentan programas dedicados a promover la salud o se proyectan mensajes donde se destaca la nocividad del tabaquismo.
Todos los años se celebra el “Festival del Habano” el que centra la atención de los medios de comunicación, tal actividad se desarrolla con la presencia de figuras muy reconocidas del mundo cultural y a veces hasta deportivo, que se reúnen para festejar con todos los recursos que tan lucrativa empresa lo permite. Las subastas que se realizan han permitido obtener recursos para emplear en la salud, lo que no ha resultado bien visto por los que se encargan de la salud pública, pues existen ideas contrapuestas al respecto. Si bien los recursos se emplean en una causa de bien público, no es menos cierto que van a reparar los propios daños que causan, pero no comparables con los beneficios que obtienen.
Nuestro laureado Ballet Nacional, también apoya este Festival, con la puesta en escena de la obra “Romeo y Julieta” para servir de promoción a la marca de habanos de ese nombre, haciendo el juego a la tan discutida participación de los elementos de la cultura en la promoción del tabaquismo, que por demás resulta tan distante de lo que es el estilo de vida de los bailarines.
Para informar y educar se obtiene fácil el consenso, pero al hablar de prohibir siempre surgen los defensores de la libertad individual y en esa controversia de proteger al fumador pasivo y agredir al fumador, se hace lento el proceso de aprobación de todo documento legal y más aún su exigencia y control.
Mientras no se resuelvan las paradojas y controversias anteriormente señaladas, el discurso y la realidad no van a marchar de la mano y por consiguiente se mantiene la brecha entre lo que está previsto hacer y lo que realmente se hace, teniendo como resultado que no se va a lograr que el tabaquismo deje de ser esa epidemia silenciosa que disminuye los logros en salud que hoy tenemos, afecte la calidad de vida de los cubanos y se siga trasmitiendo de generación en generación como parte de nuestras costumbres y tradiciones que han hecho que el cubano se identifique a sí mismo como “un pueblo de fumadores.”
Buscar aliados para defender los derechos del consumidor
La salud pública cubana tiene un importante reto, pues la situación que se muestra hoy día con relación a otros países, impone que se asuma con total responsabilidad la política y estrategia documentada para hacerla coherente con el accionar de cada día. Se llame o no por ese nombre, se están defendiendo los derechos de los consumidores al facilitar recursos para que abandone la adicción y a los que no fuman, propiciarles ambientes libres de humo para no convertirlos en fumadores pasivos y que niños y jóvenes no se inicien en el consumo de tabaco.
Hay entonces que buscar aliados, el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, son documentos de alcance internacional que en su esencia llevan defender los derechos humanos y por consiguiente proteger al consumidor. Hay que enfrentar la industria tabacalera, que cada día frena el desarrollo socioeconómico a nivel nacional y en los hogares, mientras que por otra parte infunde temor del impacto económico negativo que puede tener que los consumidores dejen de fumar y busca opciones para promover nuevas alternativas de productos para un mercado meta constituido por los grupos más vulnerables con el apoyo de tratados internaciones de comercio.
Cerrar la brecha en nuestro país, donde el tabaco es parte de la propia vida, es bien difícil pero no imposible, solo se trata de lograr que el equilibrio en esa paradoja haga que el enfoque de salud predomine, que seamos capaces de fundamentar de manera científica, la relación costo – beneficio para que pueda prevalecer la salud pública en esa perenne controversia. Entonces y solo de esa forma, la realidad se acercará al discurso y fumar no formará parte del estilo de vida del cubano de estos tiempos, sin dejar de considerar al tabaco parte de la historia y la cultura nacional.
Bibliografía consultada
Colectivo de autores. Ministerio de Salud Pública. Programa Nacional de Control y Prevención del Tabaquismo. MINSAP. 2010.
Colectivo de autores. III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo y Actividades Preventivas de Enfermedades no Transmisibles. Cuba 2010-2011. La Habana. ECIMED; 2015. p 30-58.
Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros República de Cuba. Acuerdo 5570. Ciudad de La Habana: CECM; 2005.
Direccion de Registros Médicos y Estadísticas de Salud. Anuario estadístico de salud. 2016. La Habana: Ministerio de Salud Pública; 2017.
Lancés CL, y col. Segunda encuesta mundial sobre tabaquismo en jóvenes. Cuba 2004. Informe investigación. La Habana: INHEM, ENSAP, MINSAP; 2005.
Suárez LN. El tabaquismo. Paradojas, controversias, mitos y realidades. La Habana: Editora Política; 2015.
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DraC. Nery Suarez Lugo, Escuela Nacional de Salud Pública, Cuba