En qué está la educación de personas adultas basada en la comunidad.
En el pasado mes de junio se realizó en Marruecos la séptima Conferencia Internacional de Educación de Adultos (Confintea VII) convocada por la UNESCO con participación de gobiernos y organizaciones de la sociedad civil.
La Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable (FCCR), participó en los procesos preparatorios a la misma convocados por redes de la sociedad civil que trabajan en esta modalidad educativa. De esta forma le ha dado continuidad y proyección al trabajo que hace décadas sus miembros realizan en la vinculación de la educación de personas adultas y la educación para un consumo responsable, tanto en su dimensión escolar como comunitaria.
En esta nueva versión de la CONFINTEA nuestra Fundación destaca que en sus conclusiones hace un llamamiento clave: la necesidad de hacer un nuevo contrato mundial para la justicia educativa en tiempos de transición climática y de cuidado de la salud de las personas y del planeta.
Este llamamiento nos permite presentar un conjunto de planteamientos acerca de la situación y los desafíos de la educación de personas adultas (EPA) basada en la comunidad en América Latina y el Caribe; y, asimismo, dar cuenta de procesos que se han desarrollado en la región y que son claves para el análisis político de los mismos.
Sucintamente, señalamos los siguientes factores que dificultan la marcha de la EPA:
a) Fragmentación de las políticas de la educación de personas adultas (EPA) en el continente, y disolución de una visión común de la EPA como factor de fortalecimiento comunitario, democratización y contrabalance del poderío e influencia política de sus gestores estatales.
b) Incapacidad para incorporar la EPA al núcleo duro de las reformas educativas en curso y de sus prioridades financieras.
c) Tendencia a valorar la EPA principalmente en cuanto herramienta de modernización de las economías vía programas de capacitación para el trabajo.
d) Dispersión de las investigaciones referidas al campo pedagógico y social de la EPA.
e) Prescindencia del enfoque de educación para todos en las políticas educativas, a pesar de la apropiación de su discurso.
f) Incapacidad para entender que la superación de las desigualdades educativas pasa por fortalecer el capital cultural y los recursos comunitarios de los sectores populares.
g) Déficit de participación ciudadana en el desarrollo de las políticas educativas; y, por lo mismo, desconexión de la dinámica de las organizaciones y movimientos sociales y comunitarios con las reformas educativas, con la consecuentemente escasa atención al tejido socio comunitario como espacio educativo.
h) Déficit político y financiero para potenciar políticas que superen las brechas digitales abriendo nuevos canales para la educación permanente y continua, lo que quedó en evidencia con la emergencia educativa durante la pandemia del covid-19.
i) Carencia de un enfoque de las reformas educativas como procesos culturales que cubran todo el ciclo de la vida y no solo como reformas escolares para la población infantil y juvenil.
j) Dificultad para entender los procesos de alfabetización y de la EPA en contextos que, por su diversidad, requieren la incorporación de enfoques interculturales, multilingües e inclusivos.
k) Incapacidad de los gestores públicos para valorar la EPA desplegada por centros de educación popular, basados en las comunidades, sobre temas como los derechos humanos, el medioambiente, la igualdad de género y la economía social, entre otros, invalidando el ingreso, en las agendas oficiales, de enfoques y metodologías innovadoras a partir de una pedagogía comunitaria.
Procesos promisorios de la educación de personas adultas basada en la comunidad
Junto con los aspectos nombrados, que nos advierten sobre los puntos críticos de la EPA en la última década, es preciso señalar algunos procesos promisorios que están indicando caminos de innovación y cambio:
a) Fortalecimiento de instancias regionales de promoción y desarrollo de políticas de EPA, con lo que se han generado redes de intercambio y producción de conocimiento cuyo principal liderazgo continental ha recaído en el Consejo de Educación Popular de América Latina (CEAAL).
b) Investigaciones sobre la trayectoria de la educación popular en el continente, que revaloran el contenido político crítico de la educación en un contexto de modernización acelerada de varias economías, de democracias limitadas y de globalización asimétrica creciente. La EPA ha sido despolitizada también en el ámbito oficial, y urge replantear su propia economía política y su refundación partiendo de las comunidades y sus territorios.
c) Diversificación de los actores de la EPA, especialmente en los países multiculturales, con la creación de entidades, autoridades y programas de importante significación para una EPA sustentada en procesos identitarios y de apertura hacia la creación de modalidades educativas propias de las comunidades indígenas.
d) Redes de universidades que están potenciando la práctica y la reflexión de la investigación-acción, asociadas a redes comunitarias y al desarrollo cultural de las localidades.
e) Potenciación de la educación ciudadana mediante acciones que usan nuevos medios de comunicación, radios y televisión comunitarias, junto al despliegue, en el ámbito de las políticas educativas, de iniciativas de incidencia pública que parten de movimientos docentes y de organizaciones de la sociedad civil democrática.
f) Creciente participación y desarrollo de control ciudadano de parte de entidades no gubernamentales de las políticas educativas, lo que aboga en favor de nuevos enfoques para la EPA.
g) Nuevas formas de educación terciaria que abren su oferta educativa a la formación continua; esto, a través de regímenes flexibles que desarrollan el enfoque de validación de saberes locales que permiten el desarrollo de modalidades institucionales capaces de responder a la diversidad de las trayectorias formativas de las personas y de sus comunidades.
Basar las nuevas políticas educativas y sus reformas curriculares en una definición clave: construir una cultura biocéntrica que nos haga responsables del cuidado del planeta, que sea pro consumo sustentable, pro economía circular y promotora de comunidades que gestionen sus espacios de vida en sintonía con los eco-sistemas de base.
Los cauces políticos de la educación de personas adultas basada en la comunidad
Habiendo señalado los obstaculizadores y las potencialidades de la EPA, nos parece apropiado señalar algunas definiciones que, a nuestro entender, permitirían orientar los cauces políticos de una EPA basada en la comunidad y democratizadora, entendida como una herramienta estratégica para construir una sociedad justa e igualitaria. En tal sentido, es preciso:
- Fortalecer el liderazgo de los actores de la EPA en los gobiernos democráticos y en las organizaciones de la sociedad civil, para que se reconozca el derecho humano a aprender durante toda la vida, y que, como tal, se exprese en las políticas educativas.
- Reconstruir, en un sentido democrático, los programas orientados a fortalecer las capacidades necesarias para el pleno ejercicio de la ciudadanía económica. Esto implica avanzar hacia una democratización del debate sobre las políticas económicas y una adecuación de la EPA a las exigencias del desarrollo de las regiones y las localidades, para el mejoramiento de sus condiciones de vida y en favor del ejercicio del derecho a un empleo decente y a una formación continua. Hace falta exigir inversiones públicas y la reestructuración de los sistemas de educación para el trabajo, especialmente en aquellos países donde estos sistemas están privatizados.
- Ampliar, en las políticas educativas, la noción de espacios de aprendizaje, para valorar a las familias, las comunidades, los barrios y otros ámbitos de socialización como locus educativos, de fortalecimiento del capital cultural, de reconocimiento de los saberes locales y de creatividad. Para ello, es preciso conjuntar las acciones educativas escolares con las políticas culturales y de fomento a la lectura propias de las bibliotecas, los centros culturales, las escuelas de barrio y las universidades regionales, construyendo un espacio de actuación sociopolítica que distribuya el poder del conocimiento y potencie los aprendizajes y saberes locales. De manera especial, es importante apoyar a los gobiernos locales y las asociaciones independientes que trabajan con esta perspectiva.
- Es fundamental fortalecer la disputa por las agendas nacionales y globales referidas a la educación, buscando el reconocimiento de los países de manera real y evaluable; asimismo, la adopción de criterios y estrategias globales que apunten hacia una democratización igualitaria del acceso y la calidad de la educación —incluidas todas las modalidades de la EPA—, y estableciendo puentes flexibles y móviles de esta con la educación técnica y la educación terciaria, mediante itinerarios que promuevan el pleno acceso a los centros educativos públicos y definan propuestas curriculares inclusivas socialmente y pertinentes a las identidades culturales y lingüísticas de las comunidades.
Esto último implica un acuerdo o pacto por una nueva generación de políticas educativas. Asimismo, supone el recambio de los gestores de las reformas que han fracasado y quienes han sido refractarios a reformas igualitaristas; e, igualmente, el desarrollo de liderazgos popular-ciudadanistas que partan de las organizaciones de la EPA, además de la generación de nuevas opciones de inversión socioeducativas centradas en una “visión de cambio” y referidas al desarrollo humano democrático y ecológico, así como su manifestación en los procesos educativos.
Las comunidades son, en estos tiempos, espacios de recreación del sentido de la EPA, así como fuente de recursos culturales y de incidencia en las políticas locales, con la cualidad de vivir, en lo cotidiano, las necesarias salidas a los dilemas civilizatorios actuales: cuidado de la vida, generación de saberes comunitarios para confrontar emergencias, sentido de mutualidad y reciprocidad, capacidad de autogestionar sus educaciones y la autoformación de sus educadoras y educadores —ancestrales y comunitarios— y construcción de puentes epistémicos para democratizar el conocimiento como un bien común.
_________________________
Jorge Osorio Vargas. Profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso – Chile. Magister en Educación y Mediación Pedagógica. Ex Secretario General del Consejo de Educación Popular de América Latina (CEAAL). Miembro del Directorio de la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable (FCCR)