Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (1) el número de fumadores alcanzó un nuevo record a nivel mundial en el año 2021. Basado en el estudio realizado sobre tabaquismo en 204 países, la cifra en ese año fue de 1.140 millones de fumadores, mientras que en 1990 eran menos de 1.000 millones. China, es el país que más población fumadora tiene, con casi un tercio de todos los fumadores del mundo.
No obstante, en el mismo informe, la OMS reporta que en el año 2020 el 22,3% de la población mundial de 15 años y más consumía tabaco, frente al 32,7% en el año 2000. Resulta alentador para los latinoamericanos, que la región es la de mayor reducción del tabaquismo, mientras en otras partes del planeta se incrementaba. Brasil, Colombia y Costa Rica, son los países donde la reducción indica mayor progreso y El Salvador, el único de la región donde se incrementó el consumo de tabaco.
Las organizaciones de consumidores y las sanitarias, llevan casi cien años alertando de la nocividad del cigarrillo y luchando contra la Industria Tabacalera y la publicidad engañosa que se transforma adaptándose a la presencia de los nuevos productos que fabrica para aparentar que disminuye la nocividad, que es bien conocida desde la primera mitad del pasado siglo XX, (2)
La Industria Tabacalera se ha encargado de hacer creer a las personas que el cigarrillo no es nada más que un producto natural cultivado en la tierra, desmenuzado, embutido en un trozo de papel y despachado. Sin embargo, se sabe con certeza que es mucho más que eso, es un producto meticulosamente ingeniado que tiene el propósito de suministrar nicotina, una droga adictiva.
El consumo de tabaco sigue siendo una causa importante de morbilidad y mortalidad. En el mundo, las tasas de abandono del tabaquismo a largo plazo son bajas incluso con el tratamiento conductual y farmacológico. Anualmente se registran unos cinco millones de fallecidos por esta causa, y se estima que la mortalidad podría duplicarse en pocos años. Se considera que el tabaquismo es una enfermedad adictiva crónica. (3)
Pero como si lo anterior no estuviera sucediendo y coexistiendo con la pandemia del SARVcov-2, en épocas recientes se han introducido los sistemas electrónicos de administración de nicotina, comúnmente conocidos como cigarrillos electrónicos (Cig-e) y los Productos de Tabaco Calentado (PTC) los que ingenuamente se utilizan cada vez más para dejar de fumar. (4)
Desde su aparición, su consumo se ha extendido rápidamente por todo el mundo. Los Productos de Tabaco Calentado (PTC) están prohibidos en muy pocos países; en los demás se clasifican como nuevos productos de tabaco, productos de tabaco sin humo o cigarrillos electrónicos. (5)
La magnitud actual de los e-cigs, se puede constatar tanto en las estadísticas que describen la evolución de su consumo, como los estudios sociales que muestran la aceptación social de los llamados vapeadores.
Los PTC deberían ser regulados como productos de tabaco, en consonancia con la orientación de la OMS y con las decisiones pertinentes adoptadas en la 8.ª Conferencia de las Partes (COP8) en el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS (CMCT de la OMS) acerca de los productos de tabaco nuevos y emergentes. Las orientaciones de la OMS afirman que todas las formas de consumo de tabaco son perjudiciales, incluidos los PTC. Por lo tanto, los PTC deberían estar sujetos a las mismas medidas normativas y reglamentarias que se aplican a los demás productos de tabaco. (6)
El vacío en la legislación y regulación, en parte se deriva de que existe una gran laguna de conocimientos, puesto que esta generación de PTC no ha estado en el mercado el tiempo suficiente para estudiar sus posibles efectos, pero no puede olvidarse que algo similar sucedió con el cigarrillo y la Industria Tabacalera ganó la carrera a las autoridades de salud y a las organizaciones de consumidores.
Tampoco se pueden extraer conclusiones sobre el riesgo que representa en la iniciación del tabaquismo en los jóvenes o la interacción en caso de doble uso, combinado con otros productos de tabaco convencionales y CE. (4)
Derivado de lo anterior, existen posiciones diametralmente opuestas entre distintas organizaciones internacionales, algunas con posiciones absolutamente restrictivas y otras más permisivas.
Y en medio de esa no ingenua confusión, la IT no se ha conformado con estrategias de marketing más sofisticada para incrementar el consumo de los cigarrillos tradicionales, con la diversificación de productos con supuesto mejor sabor o menor riesgo como light, filtros, mentolados o de bajo contenido de alquitrán y nicotina. Todo ello quedó atrás con la aparición, de algo más peligroso de lo que, a priori, se hubiese podido pensar: los cigarrillos electrónicos.
Analizar los e cigarrillos requiere que se siga una perspectiva muy similar a como se introdujeron los cigarrillos en el mundo, el conocimiento de su nocividad y las medidas de control para regular su consumo, pues el vapeo fue catalogado como inocuo en un primer momento y el propósito del e cigarrillos era propiciar la ayuda para la cesación del tabaquismo. Ambos argumentos (7) se han ido demostrando que no son ciertos, mientras que el e cigarrillos, nueva forma de obtener ganancias de la IT, se ha ido posicionando en el mercado, teniendo como segmento principal, a los jóvenes. (8)
Estudios realizados en diferentes partes del mundo, muestran que los consumidores se encuentran muy influenciados por la publicidad de este producto por medio de la televisión, internet e impresos publicitarios, que los presenta como más saludable que fumar cigarrillos de tabaco y como un método útil para dejar de fumar y reducir el consumo de cigarrillos. (9)
A la vez, los fumadores de los e cigarrillos consideran que tienen como ventajas que se permite a los consumidores fumarlos en cualquier lugar público donde existe prohibición, son más limpios, baratos y no producen humo de segunda mano. Entre los mensajes e imágenes publicitarias en los lugares donde todavía está permitido hacerlo, esto es, los portales web que alberga la red de redes, se ofrece asociado a la modernidad, elevado estatus social, mejor actividad social mejorada y romance. A la vez son promovidos por celebridades.
La publicidad que se hace de esta clase de dispositivos es que los venden como algo bueno. Demostrada por la ciencia como engañosa, ha llegado a insertarse en el imaginario popular, pues se ha comprobado que las conversaciones sobre los cigarrillos electrónicos son una fuente popular de intercambio de información entre los fumadores, quienes recomienda vapeadores a otras personas, generalmente por razones de salud, como dejar de fumar.
Según resultados del mayor estudio jamás realizado sobre los cigarrillos electrónicos y publicado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU, (8) en el año 2016, sobre las tendencias del consumo entre la población adulta y adolescente, se estimó que, el 27,1% de los adolescentes estadounidenses, que representan aproximadamente 7.260.500 personas, ha probado alguna vez cigarrillos electrónicos, de ellos, 13,5% de estudiantes de middle school (11 a 13 años) y un 37.7% de high school (14 a 18 años), siendo el consumo prácticamente idéntico entre géneros. Un dato más reciente, (Centers for Disease Control and Prevention 2020), reveló que 10.5% de los estudiantes de enseñanza media y el 27.5% de la educación superior o preparatoria habían usado vapeadores en los últimos 30 días.
En la población adulta, el porcentaje de uso de vaporizadores ascendió del 2010 al 2016 entre los de 18 y 24 años, de 7% a alrededor de un 15%; entre quienes tenían 25 y 44 años, de menos de un 5% a otro 15%; en la edad comprendida en los 54 y los 64 años, pasó de un 6% a poco menos de un 13%; y, por último, en los más mayores, la línea se mantuvo estable, aunque tendente algo al alza, cerca del 4% de usuarios.
El Observatorio Español de Drogas en el 2019, reporta que casi la mitad de los estudiantes de 14 a 18 años ha utilizado en alguna ocasión cigarrillos electrónicos (48,4%), siendo más frecuente entre los varones con independencia de la edad.
Lo cierto es, que el posicionamiento del uso de los cigarrillos electrónicos, es una realidad, y aunque algunas investigaciones apuntan a su nocividad, aun es tema de discusión, pues su nivel de riesgo específico todavía no se ha estimado de manera concluyente, aunque son indudablemente perjudiciales y por tanto deben estar sujetos a regulación. La OMS, (10) invitó a aquellos Estados que no han prohibido directamente los SEAN a, al menos, considerar regularlos como productos nocivos o categorías asimiladas, según mejor se acomode a su ordenamiento jurídico interno.
Creo que esa invitación a la regulación debe trascender a las organizaciones de consumidores, ya sea nivel global o de país, pues mientras exista el vacío legal, la Industria Tabacalera sigue buscando adictos a esta nueva y sugestiva forma de drogadicción, que como de forma sintética se ha presentado, constituye otro problema de salud derivado de un consumo nocivo, más grave y peligroso de lo que hoy podemos pensar, en estos tiempos en que la pandemia de la Covid-19 nos tiene ocupado en encontrar acceso universal a las vacunas para la población y soluciones para los colapsados sistemas de salud en medio de una crisis económica y social mundial .
Referencias bibliográficas
- Wold Health Organization [OMS]. (2021). WHO Global report on trends in prevalence of tobacco uses. 2000-2023. Fourth Edition. Geneva: OMS. https://www.apps.who.int/iris
- Organización Panamericana de la Salud. Tabaco: lo que todos debemos saber. 2002.
- Bravo-Hernández, N., Terry-Jordán. Y. ¿Es el hábito de fumar un factor de riesgo o una enfermedad? 2020 Rev. Inf Cient, 99(6), pp.512-514. Disponible en: http://www.revinfcientifica.sld.cu/index.php/ric/article/view/3055
- Franks AS, Sando K, McBane S. Do Electronic Cigarettes Have a Role in Tobacco Cessation? Pharmacotherapy. 2018 May;38(5):555-568. Epub 2018 Apr 30. Disponible en: http://doi:101002/phar
- Breland A, Soule E, Lopez A, Ramôa C, El-Hellani A, Eissenberg T. Electronic cigarettes: what are they and what do they do Ann N Y Acad Sci. 2017 April; 1394(1): 5–30. Disponible en: http://doi:10.1111/nyas.12977.
- Organización Mundial de la Salud. Nota informativa sobre la vigilancia del mercado de productos de tabaco calentados (PTC). 2020. Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/330362/WHONMHPND18.7spa.pdf?ua=1.
- Centers for Disease Control and Prevention. Brote de lesiones pulmonares asociado al uso de productos de cigarrillos electrónicos o vapeo. 25 de febrero de 2020. Disponible en:
https://www.cdc.gov/tobacco/basicinformation/ecigarettes/spanish/enfermedad-pulmonar-grave
- E-Cigarette Use Among Youth and Young Adults»: A Report of the Surgeon General. Office of the Surgeon General, Rockville, MD: Public Health Service, 2016, 36-38 Disponible en: https://www.cdc.gov/tobacco sgr
- Grana R, Pam L. Smoking Revolution. A content analysis of electronic cigarette retail websites. American Journal of Preventive Medicine. [Internet] 2014; 46(4): 395-403. doi: 10.1016/j.amepre.2013.12.010
- Organización Mundial de la Salud. Sistemas electrónicos de administración de nicotina, incluidos los cigarrillos electrónicos. Informe de la Secretaría del Convenio, Seúl: CMCT/COP/5/13, 2012, pág. 4.
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Nery Suarez Lugo. Licenciada en Psicología. Dra. en Ciencias Económicas Investigadora y Profesora Titular Escuela Nacional de Salud Pública, Cuba Secretaria General Red Iberoamericana de Mercadotecnia en Salud.