Miguel Ángel Serrano es vicepresidente de FACUA y desde hace unos meses, secretario de la Fundación FACUA. En esta entrevista nos ofrece una visión cercana sobre las potencialidades y debilidades del movimiento consumerista en América Latina.

Además, visibiliza cómo es el trabajo que viene desempeñando la Fundación FACUA desde hace años en estos países a través de diferentes programas y proyectos de colaboración con asociaciones de consumidores latinoamericanas.

¿Cómo es el movimiento consumista en América Latina y cuáles son las principales diferencias con respecto al de España?

Se trata de un movimiento muy amplio. América Latina es un territorio muy extenso, tiene múltiples países y cada país tiene una realidad social propia. Sin embargo, es un movimiento que, en gran parte, no todo porque después hay excepciones, pero sí que coincide en determinados aspectos.

Es un movimiento principalmente constituido por grupos de activistas que tienen un gran mérito por la gran labor de lucha que vienen desarrollando desde hace años, pero que se encuentran la dificultad de no tener una base social detrás de su movimiento que sustente o que refuerce el impulso que ese movimiento necesita. Que le de fuerza a ese movimiento precisamente para poder combatir tanto ante los poderes públicos como ante los poderes económicos que de una forma u otra pueden afectar a los consumidores.

Es cierto que en España no todos los movimientos de consumidores son iguales. Hay movimientos de consumidores que sí tienen una base afiliativa, una base social y de sustento importante, y hay otros movimientos de consumidores que son muy pequeños, prácticamente anecdóticos y que viven de las ayudas públicas y poco más.

La diferencia con América Latina está en que parte del movimiento de consumidores se sustenta en esos grupos de activistas que, como decía, hacen una gran labor pero que no tienen un soporte social detrás de apoyo y de fuerza que realmente les posibilite tener una lucha en defensa y en representación de miles de asociados.

¿Es la membresía la asignatura pendiente de las asociaciones de consumidores latinoamericanos? 

Nosotros entendemos desde FACUA y desde la Fundación FACUA que sí. Salvo aquellas asociaciones que poseen una base afiliativa, es la gran asignatura pendiente. Primero porque esos pequeños grupos de activistas, que tienen un gran mérito porque llevan luchando desde hace muchos años y en condiciones además muy duras y muy complicadas, necesitan de esa fuerza social que realmente le otorgue la capacidad de que, cuando se sienten a negociar con un poder económico o con un poder público, el representante de esa asociación lo haga porque tiene la fuerza de un montón de asociados detrás que están acreditando con su afiliación ese apoyo al movimiento de la asociación y no simplemente porque sea un grupo de activistas que realmente impulse o intente luchar por el beneficio de los consumidores.

Después hay otro elemento esencial que es la renovación de ese grupo de activistas. Si no hay una base afiliativa detrás, difícilmente podrá haber una renovación de los órganos de gobierno de esa asociación. Y si no se produce una renovación cuando por edad o por circunstancias propias de la vida los activistas de esa organización ya no pueden continuar colaborando con dicha organización, lamentablemente termina desapareciendo en el tiempo. Es una auténtica pena porque todo el trabajo anterior que han realizado durante muchísimos años, termina desapareciendo de la historia del movimiento de consumidores de América Latina.

¿Cómo se estructura la política de cooperación de la Fundación FACUA?

La Fundación FACUA adoptó la política de cooperación internacional en 2010. Con antelación lo hacía FACUA. Como asociación de consumidores, FACUA siempre ha tenido un compromiso claro y evidente con América Latina por los lazos históricos que nos unen a Latinoamérica, por el tema idiomático también, donde con la práctica totalidad de los países compartimos idioma y esa historia común.

Fue a partir de 2010 cuando se decide que la Fundación recoja el testigo que hasta entonces había desarrollado FACUA en materia de cooperación internacional. La política de Cooperación Internacional de FACUA ha ido evolucionando con el paso del tiempo. En principio consistía en la financiación de determinados proyectos de carácter humanitario relacionados con los intereses de los consumidores para intentar, de alguna forma, salvaguardar dichos intereses de estos consumidores dentro de América Latina, siempre dentro de nuestras posibilidades.

Pero llega un momento, a partir de 2017 y 2018, sobre todo a raíz de nuestra relación con la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable de Latinoamérica, cuando se decide que parte de esa cooperación internacional tenía que ir dirigida a fomentar que las asociaciones de América Latina optarán por un movimiento basado en la membresía, basado en la afiliación.

Un movimiento que recogiera a consumidores que estuvieran interesados en colaborar, consumidores que se afiliaran a ese movimiento y que, consecuentemente, le dieran fuerza a ese movimiento. Y que a su vez, como indicaba antes, facilitara el funcionamiento democrático de estas asociaciones para que, llegado el caso, sus órganos de gobierno pudieran ir renovándose de manera que la asociación en sí pudiera sobrevivir a sus activistas y a sus creadores originales.

 

¿Por qué es importante desarrollar estas políticas de cooperación con asociaciones de consumidores de Latinoamérica?

Tenemos comprobado que en Latinoamérica hay una idea generalizada de que el consumidor no está dispuesto a colaborar económicamente con un movimiento social. El mismo consumidor que sí está dispuesto a asociarse a un equipo de fútbol o a otro tipo de equipo deportivo o incluso a un movimiento sindical o partido político con el consecuente sacrificio, tanto económico como de tiempo.

Desde FACUA entendemos que si ese consumidor de América Latina puede llevar a cabo una inversión económica y de tiempo en estos movimientos civiles, también lo podría hacer en el movimiento de consumidores que tan necesario es porque, como decía la archiconocida frase del presidente Kennedy, “consumidores somos todos”.

Bajo esa idea de que el consumidor de América Latina sí que puede responder al movimiento, tanto con su tiempo como con su esfuerzo económico y social, es en lo que intentamos cambiar esa mentalidad a los compañeros que desarrollan estas funciones en América Latina para que intenten establecer un sistema basado fundamentalmente en atraer asociados, hacer que los consumidores empaticen con el movimiento, se terminen afiliando y que al final le otorgue la fuerza porque una asociación de consumidores sin consumidores al final no es nada.

¿Cuáles son los principales objetivos o logros alcanzados por la Fundación FACUA en estos últimos años?

En lo que es la política de cooperación internacional basada principalmente en el tema de la afiliación, en el tema del desarrollo de la membresía. Hemos venido trabajando con diferentes asociaciones durante estos últimos años mostrándoles cuál ha sido la experiencia de FACUA a lo largo de 40 años de historia, de cuáles han sido nuestros aciertos y nuestros errores, con el propósito de que nuestra experiencia les pueda servir de alguna forma en el desarrollo de su política.

En este sentido, aquellas asociaciones que se han mostrado interesadas en tener una política de membresía se han apuntado a este programa que venimos desarrollando desde la fundación y que básicamente tiene dos fases. Una primera fase virtual o a distancia donde tenemos la oportunidad de hablar con los diferentes compañeros y de intercambiar experiencias e impresiones sobre cómo debe funcionar una asociación de consumidores, cuáles pueden ser los problemas a la hora de afiliarse o si es posible o no esa afiliación…Y en el caso de que estas asociaciones continúen interesadas en participar en dicho programa, la siguiente fase es que se trasladen a España, concretamente a Sevilla, donde FACUA tiene su sede por motivos históricos, ya que  nuestro origen se encuentra en la capital hispalense.

De este modo, pueden comprobar de primera mano bajo el asesoramiento de distintos responsables de la asociación cómo funcionamos, por qué funcionamos de esta forma y cómo hacemos para que parte de nuestra sostenibilidad económica esté basada precisamente en la membresía, en la afiliación y que si un consumidor necesita o quiere una asociación, tendrá que apostar por ella y tendrá que mantenerla con el pago de una cuota y con el trabajo voluntario que esté dispuesto a cubrir.

¿Con qué asociaciones de consumidores está colaborando la Fundación FACUA actualmente?

Hemos colaborado con un gran número de asociaciones. Ahora mismo lo hacemos con asociaciones que llevan ya algunos años implantando el sistema de membresía. Entre ellas, como ejemplo, tenemos en Perú a los compañeros de Aspec y en Chile a los compañeros de Fojucc.

En 2022 y 2023, hemos empezado a colaborar con Consumidores Ecuador, con la Unión de Usuarios y Consumidores de Argentina, con Fundecom, de República Dominicana. Este año han empezado esta nueva fase de programa Lideconic de Nicaragua, Asocosumeh y Codecoh de Honduras y Fundación Ambio de Costa Rica.

Aparte de éstas, también hemos colaborado con otras asociaciones que por H o por B, de momento han decidido que su camino no pasa por la membresía, sino por otros menesteres.

Además de esta línea de cooperación internacional basada en la membresía, la fundación tiene otra línea con otra clase de destinos, siempre focalizado en la mejora de los intereses de los consumidores, pero que no está tan basado en la membresía, como por ejemplo la colaboración que tenemos directamente con la fundación Fccr de Chile, con Oclac, que es la Federación de Asociación de Consumidores a nivel de América Latina o con la Fundación Movimiento Alimentación Saludable (Fmas) de Panamá.

¿Qué líneas de actuación en materia de cooperación internacional se marca la Fundación FACUA en el corto y medio plazo?

Por un lado, continuar con esa línea de cooperación internacional que busca ayudar a los consumidores pero que no se centra especialmente la membresía. Ahora mismo como decía antes, está la que mantenemos con la Fccr de Chile, con Oclac, con Fmas de Panamá o con Ceap de Cuba.

Y por otro lado, queremos seguir desarrollando y seguir ampliando la línea que ahora mismo es nuestro principal caballo de batalla dentro de la cooperación internacional, que es la membresía. Que las asociaciones de consumidores de América Latina, si así lo desean y lo consideran conveniente, refuercen esa afiliación. En este sentido, la Fundación FACUA se ha dotado de un programa de trabajo que tiene como objeto de desarrollo en el tiempo el periodo 2023-2025.

En estos años se pretende reforzar esta política de cooperación. Ahora mismo, en el corto y medio plazo hasta el 2025, nuestra intención es seguir caminando por este sendero y reforzar a aquellas asociaciones que apostaron en su día por la membresía e intentar que otras se incorporen.

Paralelamente, colaborar con otros organismos sociales que luchan directamente con los intereses a los consumidores, seguir financiando determinadas actuaciones para intentar, dentro de nuestras posibilidades, que el consumidor en América Latina tenga la mayor protección posible de los movimientos civiles y sociales.

¿Cómo definirías el trabajo que se realiza desde la Fundación FACUA?

Es un trabajo apasionante, pues es posible ver cómo se materializa todo el esfuerzo realizado. Que asociaciones o movimientos de Latinoamérica relacionados con los consumidores que muchas veces tienen todo en contra consigan avanzar con todas las dificultades que ello entraña y consigan realizar acciones que poquito a poco van mejorando la calidad de los derechos que tienen los consumidores en estos países, es muy gratificante.

Además, los debates, intercambios de impresiones y experiencias son muy enriquecedores. Nos permiten, y a mí concretamente, conocer las distintas realidades en diferentes países y poder aprender de las experiencias de los compañeros de estos territorios.

El movimiento de consumidores hoy día sigue necesitando de muchísimo trabajo. Lo necesita en Europa, pero especialmente lo necesita en América Latina, donde este movimiento no ha tenido la evolución tan rápida que ha tenido en los países de la Unión Europea precisamente gracias, en parte, al impulso de la Comisión Europea.

Es cierto que esta Comisión Europea en muchas ocasiones parece que olvida al consumidor y se centra más en la empresa, pero siendo justos hay que reconocer que la entrada de España la Unión Europea supuso un salto cualitativo en materia de consumidores y usuarios, y que ese salto todavía no está en todos los países de América Latina.

Es gratificante el ver cómo ese pequeño granito de arena que podemos aportar de forma muy modesta desde la Fundación FACUA se termina materializando en pequeñas acciones que a su vez redundan en pequeños beneficios para los consumidores y que, de algún modo, podamos sentirnos parte de esa evolución del movimiento de consumidores de América Latina. Somos testigos de cómo se va fomentando y protegiendo cada vez más esos derechos que debe tener el consumidor en todos los países del mundo.

 

Miguel Ángel Serrano Ruiz

Secretario de la Fundación FACUA para la Cooperación Internacional y el Consumo Sostenible

Vicepresidente de la Asociación de Consumidores y Usuarios en Acción-FACUA

Doctor en Derecho

Máster Derecho Patrimonial Privado en el Mercado Global

Licenciado en Derecho