Con este articulo he pretendido lanzar una serie de reflexiones dirigidas fundamentalmente a los dirigentes de las organizaciones de consumidores y sociales, para que pensemos como es nuestro trabajo en la actualidad como dirigentes y que eso nos ayude a realizar una reflexión sincera y profunda en las organizaciones, tanto en España como en América Latina y el Caribe, continente con el que nos une lazos de amistad y solidaridad muy profundos desde la Fundación FACUA.
Quienes son los mejores líderes o lideresas?
Los mejores líderes o lideresas son aquellos que saben fomentar la dirección colectiva y lograr que el resto de sus compañeros y compañeras de dirección, asuman de verdad tareas de codirección o que incluso cuando llegue la hora los puedan sustituir sin crear problemas para el funcionamiento futuro de la organización.
Los y las dirigentes de las organizaciones de consumidores o sociales, no sólo debemos ser personas que defendamos y exijamos un funcionamiento democrático y participativo en las diversas esferas de las instituciones del Estado de nuestros países; sino que esa democracia y participación que defendemos y exigimos a los gobernantes, debe impregnar todo el funcionamiento de nuestras propias organizaciones a todos los niveles y lograr que cada vez más colaboradores y asociados en los distintos territorios en cada país se integren en dichas tareas de dirección. Y que dicha tarea sea cada vez más democrática y participativa, ya que una buena parte de estas reflexiones van dirigidas a tratar de corregir estos déficits en democracia interna y en dirección colectiva que aún tenemos en parte de las organizaciones y en fortalecer métodos positivos en el fomento del liderazgo colectivo.
Tenemos que admitir la discrepancia interna
Tenemos que admitir que la discrepancia y el derecho a la crítica es consustancial con el Estado de derecho y por ello debemos entender que es algo normal en una sociedad democrática el que se realicen críticas contra la gestión de los gobiernos y contra las actuaciones de los sindicatos, partidos políticos, confesiones religiosas o de organizaciones de consumidores y sociales, aunque lamentablemente muchas de esas críticas hacia nosotros puedan basarse en mentiras o en medias verdades.
Otra dificultad que tienen una buena parte de las organizaciones de consumidores, es la falta de recursos económicos para hacer frente a sus gastos y necesidades de funcionamiento y por ello debemos asumir que dicha financiación no puede venir fundamentalmente de la ayuda internacional o de los gobiernos respectivos, por ello no solo tenemos que rechazar las ayudas económicas que puedan ofrecernos las empresas, sino que debemos reflexionar con valentía y sinceridad, que dicha financiación solo puede lograrse en buena medida si apostamos decididamente y sin prejuicios previos, en la necesidad de asumir como algo imprescindible que hay que fomentar la afiliación o la membresía en cada una de las organizaciones de consumidores.
Solo con aportaciones económicas de los asociados seremos sostenibles
En el mes de mayo de este año 2024, se ha celebrado una reunión, bajo la denominación “Construyendo organizaciones de consumidores sostenibles” que fue organizada por Consumers International y a la que han asistido organizaciones de consumidores de América Latina y el Caribe y considero que para lograr que nuestras organizaciones sean sostenibles, solo lo podremos conseguir si entendemos, que empezando por los directivos y directivas o colaboradores que debemos aportar una cuota periódica y siguiendo por el fomento de la integración de asociados individuales, que también aporten una cuota periódica por los servicios que la organización les ofrece, como estudios legales a sus problemas y tramitación de reclamaciones, recibir información periódica sobre sus derechos, etc. nunca lograríamos que esa autofinanciación totalmente necesaria de nuestros gastos o de una importantes parte de ellos, la logremos a través de fomento de la afiliación o de la membrecía.
Solo así y superando esos viejos tópicos que tanto se repiten de que los consumidores de nuestros países, no se asociarían a las organizaciones de consumidores, ni aportarían cuotas periódicas en su calidad de socios de pleno derecho, no lograremos nunca la autofinanciación de nuestros gastos corrientes y nuestra auténtica independencia, pues es negativo depender exclusivamente de las ayudas de los gobiernos o de la ayuda internacional, que además son escasas o inexistentes en muchos países. No nos engañemos pues solo así se pueden lograr organizaciones de consumidores sostenibles.
También y junto con estos asociados que abonen o aporten ayuda económica a través de una cuota periódica a la organización, también se debe fomentar la incorporación de cientos de asociados simpatizantes o adheridos que no tengan la obligación de hacer aportaciones económicos, aunque no recibirían los mismos servicios que los asociados que si hacen aportaciones económicas. De esta manera fomentaríamos la creación de verdaderas “redes de consumidores en acción” alrededor de cada asociación de consumidores.
Tenemos que fomentar la integración de nuevos socios o colaboradores en las directivas
Es muy importante que en esta reflexión, asumamos que serán los asociados de pleno derecho, los que democráticamente elegirán a las Junta Directivas en las asambleas de socios que periódicamente se deberán celebrar, y en las que ellos tendrán derecho a presentarse como candidatos o candidatas y hay que promocionar la entrada de gente joven. Y en cuyas asambleas se rendirá cuenta de las actividades realizadas y el destino de los fondos económicos de la organización y se deberá de aprobar el programa y el presupuesto de ingresos y gastos del año siguiente, como así obliga las legislaciones vigentes en cada uno de los países.
Pero para lograr que los ciudadanos que tengan problemas de consumo sepan dónde estamos y cómo ponerse en contacto con nosotros, ya sea por correo electrónico, por teléfono o por la Web o acudiendo a nuestros locales (si disponemos de ellos), para comunicarnos los abusos o fraudes sufridos y con ello se pueda abrir la posibilidad de que se asocien, tenemos que intensificar nuestra presencia pública a través de los medios de comunicación, las redes sociales, distribución de publicaciones, etc., cuyo nivel de actividad aún no es suficiente en bastantes organizaciones, y así hacer que nuestros locales o nuestras organizaciones (email, teléfono, web, etc.) sean un punto de referencia fundamental para la ciudadanía a la hora de denunciar los abusos y defender sus derechos como consumidores.
Tenemos que mejorar la estructura organizativa o institucional
Debemos hacer esfuerzos para que las reuniones de las Juntas Directivas de las organizaciones de consumidores no se conviertan en monólogos de los presidentes o presidentas, o directores o directoras ejecutivas, con el silencio del resto de los directivos y directivas o colaboradores que sólo den su conformidad a las ideas o propuestas que se presentan. La información o las propuestas sobre los diversos temas que se van a tratar en una directiva deben de ser conocidos por todos y todas antes de la reunión, y deben ser presentados por las distintas personas que tengan responsabilidad sobre dichos temas y así ayudar al fomento de la dirección colectiva.
Finalmente quiero señalar la conveniencia de que cada organización debe configurar, dentro de su organigrama funcional o institucional, diversos departamentos o equipos de trabajo y, tal y como se ha indicado, hay que garantizar que en ellos se integren los directivos y profesionales que colaboran con la organización. Cada uno de los departamentos o equipos de trabajo que se vayan formando deben celebrar también reuniones periódicas para poder valorar y evaluar el trabajo realizado y señalar las nuevas actividades a desarrollar.
La coordinación del conjunto de los departamentos debe recaer en la Presidencia, Secretaría general o en las Directores ejecutivas y al frente de cada uno de ellos se debe nombrar a una persona que debe asumir las funciones de coordinación o de responsable de departamento o equipo de trabajo, que según mi experiencia, al menos deben ser:
Departamento administrativo; Departamento de reclamaciones; Departamento jurídico y de defensa ante tribunales; Departamento de relaciones públicas e institucionales y Departamento de comunicación.
Complementando a estos cuatro departamentos, que obligatoriamente y como mínimo debe garantizar cada una de las organizaciones, independientemente de la denominación que se quiera utilizar según el país, aconsejo que en la medida que se vaya pudiendo se vayan creando también otros departamentos o equipos de trabajos que se vayan considerando necesario.
Paco Sánchez Legrán
Presidente de la Fundación FACUA para la Cooperación Internacional y el Consumo Responsable