Hace dos años comenzamos a publicar el Blog «Consumo y Ciudadanía». Fue una iniciativa apoyada por un grupo de personas con una amplia trayectoria en el ámbito de los derechos ciudadanos y de la promoción y protección de los consumidores. Armando Flores, salvadoreño; José Luis Laquidara, argentino; Juliana Pereira da Silva, brasileña, Jorge Osorio, chileno y Juan Trímboli, uruguayo, abrieron un camino que ahora recibe un nuevo impulso con el apoyo de la Fundación FACUA de España y la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable.

Consumo y Ciudadanía nació el 2016 «como un espacio necesario para el intercambio de ideas y propuestas, destinadas a enriquecer y ampliar la reflexión y nuestro horizonte de trabajo» El Blog surgió y continuará siendo un espacio crítico y plural, reflejando la diversidad y transversalidad de esta temática.

La importancia del consumo en las sociedades contemporáneas es indudable. Uno de los principales efectos que conllevan los procesos de modernización capitalista es la expansión del consumo de bienes materiales y simbólicos. Este fenómeno parece inundar con mecanismos monetarios de intercambio todos los espacios de la existencia humana. Estos procesos de modernización capitalista que, a través de diversos mecanismos, inciden en las posibilidades de acceso a bienes y servicios a personas que antes estaban excluidas de los mismos, a la vez nos hacen ser testigos y actores de la insustentabilidad de un modelo económico que para mantener sus motores de crecimiento requiere extirpar el cuerpo del planeta y transformarlo en bienes comerciales.

El mundo atraviesa una situación de extrema complejidad e incertidumbre. Y esto también se traslada a los vínculos cotidianos de los consumidores con el mercado. La oferta de productos y servicios se amplia y se hace más sofisticada. El rápido desarrollo de la economía digital, que conlleva nuevas formas de comprar y de pagar, aporta ventajas a millones de consumidores, como también genera nuevos problemas y desafíos de magnitud, ante los cuales un amplio sector de la población no cuenta con suficientes competencias para enfrentarlos y resolverlos adecuadamente. Sin olvidar que estos procesos se viven en sociedades esencialmente injustas, donde la desigualdad persiste, donde la corrupción se ha expandido, donde las empresas, en su mayoría, siguen adhiriendo al precepto de Milton Friedman cuando señaló que «el negocio de los negocios, es hacer negocio», y donde los riesgos de retroceso democrático están siempre latentes.

Ante la magnitud de los problemas económicos, ambientales, sociales y éticos por los que el mundo atraviesa, el rol que históricamente vienen cumpliendo las organizaciones de consumidores se acrecienta. Y ese rol no se cumple adecuadamente si solo constatamos hechos y no incidimos en ellos mediante políticas y propuestas que, junto con una vigilancia activa del mercado, tengan una mirada en el mediano y largo plazo buscando superar esa tensión natural entre los problemas que enfrentamos cada día y el horizonte del tiempo.

Estamos ante la necesidad de continuar profundizando en forma colectiva una reflexión que proyecte una mirada crítica hacia nuestras políticas, estrategias y actividades presentes y futuras. ¿Cuál es el estado actual de la protección del consumidor? ¿Cómo podemos contribuir de mejor forma a la transformación del paradigma de desarrollo dominante en otro que apunte a un desarrollo sostenible inclusivo y con una visión de largo plazo? Como estamos pensando la necesaria relación entre los actores principales de las relaciones de consumo: ¿consumidores, Estado y empresas? ¿Cómo podemos alcanzar la necesaria sustentabilidad social y financiera de las organizaciones de consumidores para darles más estabilidad y fortaleza, reduciendo la dependencia de recursos externos y los riesgos de captura política?

Estas son solo algunas de las preguntas que nos podemos plantear y cuya elaboración no es solo tarea de quienes integran las organizaciones de consumidores, sino de todos aquellos que, desde la sociedad civil, la academia, el mundo corporativo y el propio Estado, sientan que todavía podemos actuar para frenar la desintegración del orden moral y social del planeta, y asegurar un mundo en el que se pueda vivir con dignidad.

Los invitamos a todos y todas a contribuir a este debate con apertura y espíritu crítico. Este Blog, que se suma a otras iniciativas conjuntas entre la Fundación FACUA y la Fundación Ciudadana para un Consumo Responsable, lo ponemos al servicio de este necesario y urgente intercambio de ideas y experiencias.

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Paco Sánchez Legrán, Presidente de FACUA, España.

Juan Trímboli, Uruguayo, Fundador de la oficina de Consumers International para América Latina y el Caribe, de la que fue Coordinador de Educación y luego Director Regional.