Pablo Rodríguez Arias es Director Ejecutivo de Formadores de Organizaciones Juveniles de Consumidores y Consumidoras (FOJUCC). Se trata de una organización chilena sin ánimo de lucro fundada en 2022 a partir del movimiento estudiantil. Entre sus objetivos está proteger, asesorar y educar a la población en un consumo responsable.

En esta entrevista, Rodríguez nos cuenta cómo es el movimiento consumerista en América Latina. Además, aborda los principales retos y dificultades que encuentran las organizaciones de consumidores en su día a día. También explica cuándo surgió y en qué se basa la relación de FOJUCC con FACUA y la Fundación FACUA.

1. ¿Cuáles son las particularidades del movimiento consumerista en América Latina?

Desde una mirada y análisis de las distintas realidades políticas, económicas y sociales de los diferentes países de Latinoamérica, creo que una de las particularidades más común a todo el movimiento consumerista es la falta de confianza que tienen los Estados y sus instituciones en la labor y aporte que este movimiento puede significar al fortalecimiento de las economías y a mejorar la situación de derechos de los consumidores.

El constante asedio y presión de las potencias económicas a las economías locales, principalmente a través de la inversión extranjera o a los tratados de libre comercio para que los países latinoamericanos “abran” sus economías y permitan la intervención e intromisión de estos capitales en los diferentes mercados (algunos de ellos esenciales para la población), provoca que los gobiernos sientan a las organizaciones de consumidores como una amenaza. Principalmente por una eventual “participación activa” en estas decisiones, haciendo incluso peligrar la conclusión de estas negociaciones por “preferir los derechos al crecimiento”. Las organizaciones de consumidores, al ser garantes de los derechos de las personas, se convierten en un poder fiscalizador y persecutor de aquellas decisiones que vulneran los derechos de las personas y los principios fundamentales de una economía social.

Otras particularidades, fundadas en lo anteriormente descrito, es la precariedad en la que muchas veces funcionan por no contar con un reconocimiento del Estado ni tampoco de la población. Las barreras de acceso a financiación para sostener el trabajo que realizan, la falta de visibilidad de los problemas que se van detectando en los mercados o la concentración de los medios de comunicación en manos del poder económico, entre otros problemas.

Una particularidad que constituye el relato del movimiento consumerista latinoamericano es el carácter comunitario y social desde donde surgen las organizaciones, mostrando y luchando con un fuerte compromiso social en la protección de los consumidores, involucrándose con los movimientos sociales de los distintos países, y acogiendo y promoviendo no sólo sus causas propias, sino también aquellas de otros movimientos. Las organizaciones de consumidores latinoamericanas resisten a los embistes de los gobiernos y las empresas, y se transforman en un actor social que no se deja instrumentalizar ni “capturar” por las malas prácticas.

2. ¿Cuáles son las principales dificultades que encuentran en el día a día las asociaciones de consumidores?

Puedo identificar tres problemas principales que tienen las organizaciones de consumidores en Latinoamérica. La resistencia y, en algunos casos la persecución, a la que se ven expuestas, principalmente por parte del Estado y sus instituciones, fundamentalmente por significar un actor que se involucra en las decisiones y proyecciones en materia económica y que podrían interferir con los acuerdos macro económicos a los que los países se obligan sin siquiera tener a la vista el bien común.

La falta de reconocimiento y legitimidad que tienen estas organizaciones desde el Estado y sus instituciones debilitan el trabajo y alcance que tienen, ya sea porque no son convocadas a trabajar en el diseño e implementación de normativas y políticas públicas (a diferencia de los gremios empresariales que gran parte de las veces los citan); como también no se presentan ante la población como una pieza fundamental y necesaria del sistema de protección de las personas consumidoras.

También la escasa financiación a la que pueden optar, el abandono del Estado en entregar o proporcionar fuentes de ingresos para el trabajo que se pueda realizar, como también la falta de identificación de los consumidores con el trabajo que realizan las organizaciones para el caso de levantar membresías.

Todo ello dificulta el crecimiento y fortalecimiento que puedan tener éstas, llegando muchas veces a un sistema de autogestión que es insuficiente para convocar y mantener profesionales y técnicos.

3. ¿Cuál debería ser la evolución del movimiento consumerista en Latinoamérica?

Los nuevos desafíos que emergen por el desarrollo de las nuevas tecnologías, la apertura de las economías nacionales a los capitales extranjeros y la economía digital significan un gran desafío no sólo para los Estados y sus gobiernos, sino también para la sociedad civil organizada, formándose, participando e incidiendo en las decisiones que se tomen.

El gran desafío y evolución del movimiento tiene que ver justamente con lograr la plena incorporación a la era digital, adquiriendo y utilizando todos los recursos digitales disponibles para asegurar promoción y protección de las personas consumidoras, siendo el ciberespacio y las nuevas tecnologías un espacio inexplorado, en naciente evolución y sin muchas regulaciones.

Por otro lado, otro desafío que se presenta al movimiento tiene que ver con lograr el reconocimiento y validez, como actor relevante, en los mercados nacionales por parte del Estado y las empresas, principalmente porque ha sido el movimiento el que ha logrado grandes regulaciones y sanciones para prácticas que vulneran los derechos.

Con la experiencia que FOJUCC posee en fomentar que los consumidores se asocien a la organización ¿Considera que la implantación de la membresía sería posible y deseable en las asociaciones de consumidores de América Latina?

El asociacionismo y el sentido de pertenencia a lo comunitario, colectivo y con miras al interés común, particularmente en Chile, se vio severamente perseguido, silenciado y abatido por la dictadura militar que tenía una fuerte impronta neoliberal, la cual centra el individualismo y la acumulación de la riqueza como el máximo valor al que la sociedad puede aspirar. En otras latitudes de Latinoamérica también se vivió un escenario similar, ya que también dictaduras sangrientas promovidas por EE.UU instalaron el neoliberalismo y los regímenes autoritarios como un modelo a seguir.

Las experiencias son diferentes, pero aún persisten ciertos problemas comunes. Hubo países que pudieron superar esta época infructuosa y oscura, y lograron nuevamente fortalecer al Estado y el concepto de “comunidad” (Argentina; Brasil; Ecuador…). Pero, hay otras experiencias, entre las cuales está Chile, donde no se logró superar este pensamiento y reforma cultural sino, más bien, se profundizó y consolidó el neoliberalismo.

Así las cosas, nuestra experiencia nos enseña que implantar un sistema de membresías sí es posible, pero no sólo conlleva un trabajo mediático o de difusión para que las personas conozcan la labor de las organizaciones de consumidores, sino que, además, se presenta como una oportunidad y desafío para trabajar, impulsar y avanzar en la recuperación de lo comunitario y colectivo, entregando a las personas una visión solidaria de lo que implica ser y hacer sociedad civil organizada.

Lo importante es que existan estas organizaciones como contrapeso a los otros poderes instituidos y lo relevante que es la autogestión y las membresías para su financiación y autonomía.

Creo firmemente que las membresías son una oportunidad y desafío y, a la vez, son una posibilidad real de financiación si se hace desde el sentido común y comunitario, tomando siempre en consideración los factores territoriales, económicos, culturales y sociales de aquellas personas a quienes se están dirigiendo los mensajes para que se unan.

4. ¿Cómo y cuando surgió la relación entre la Fundación FACUA y FOJUCC?

Desde FOJUCC siempre estuvimos en conocimiento el gran trabajo que realizaba FACUA en España, siendo sin lugar a dudas un referente de trabajo para nuestra organización, principalmente por el fortalecimiento que lograron y la independencia y autonomía con la que trabajan. Pero no fue hasta el año 2018 cuando se presentó la oportunidad de participar, de manera online, de un programa de intercambio de experiencias y fortalecimiento que estaba promoviendo FACUA y la Fundación FACUA para organizaciones de consumidores de Latinoamérica, conjuntamente con la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable, de Chile.

De este modo, pudimos aprender conceptos, herramientas, estrategias pero sobre todo, la experiencia de FACUA en el camino hacia la sostenibilidad y la autonomía como organización de consumidores.

Posteriormente, en 2019, tuve la oportunidad y honor de conocer, presenciar y aprender del trabajo que realizaba FACUA y la Fundación FACUA en su sede de Sevilla, siendo una gran motivación para crecer como FOJUCC en Chile.

Además, nos han apoyado en consolidar y expandir nuestro sistema de membresías, perfeccionando no sólo las herramientas de difusión e información para la captación de nuevas personas, sino además entregándonos la oportunidad y desafío de levantar un discurso colectivo, comunitario, que haga sentido a las personas para que apoyen una causa que les pertenece.

5. ¿De qué manera se ven beneficiados los consumidores gracias a esta relación entre asociaciones de Latinoamérica y España?

España constituye, en varios países latinoamericanos, un ejemplo en cuanto a la normativa, política pública y movimiento consumerista. No por nada, en muchos países se toma como base la experiencia y normativa española como insumo para la redacción de leyes, decretos y otros cuerpos regulatorios en materias de protección de los consumidores.

Por otro lado, la cercanía cultural e idiomática facilita la relación e intercambio de experiencias entre las asociaciones de España y Latinoamérica, pudiendo aprender de las experiencias, trabajo y estrategias que se desarrollan en otros lugares y que, posiblemente, pueden ser implementados en nuestros países.

De este modo, el poder aprender, conocer y luego implementar en nuestros territorios las experiencias que ya han sido exitosas en otros territorios, con todas las particularidades que pueda tener su implementación, de todas formas impacta positivamente a las personas consumidoras, las cuales se ven beneficiadas por los servicios y productos que se puedan generar.

Además, esta relación puede significar un intercambio de soluciones implementadas frente a problemas de consumo, pudiendo encontrar similitudes en los casos a solucionar, así como explorar la utilización de estrategias ya desarrolladas con éxito anteriormente.

6. ¿Qué valoración hace de su colaboración o participación en los programas de cooperación internacional desarrollados por la Fundación FACUA en los últimos años?

Esta respuesta puedo orientarla desde dos posturas. En primer término, desde mi participación en FOJUCC, dirigiendo y trabajando en los proyectos que FACUA nos ha brindado financiación para nuestro sistema de membresías. Mi valoración y percepción sobre el trabajo que hemos realizado es positivo, ya que se levantó el gran desafío de recuperar, reformular y proyectar un sistema de financiación y sostenibilidad en donde las membresías son un pilar fundamental.

Estos proyectos han significado profundizar conocimientos, desarrollar ideas, idear estrategias y armar y trabajar en equipo, lo cual ha impactado positivamente en la organización. Además, desde FOJUCC he podido contribuir en opiniones, participación en eventos virtuales y trabajo colaborativo con FACUA, o indirectamente a través de la Fundación Ciudadana para el Consumo Responsable.

En segundo término, en lo personal, he podido participar y aportar en todo espacio que se me ha invitado, lo que me ha llevado a prepararme de mejor manera y ser consciente de las problemáticas que están sucediendo en los diferentes países de Latinoamérica. También a ponerme al servicio no sólo de las ideas y acciones de FOJUCC, sino de todo el movimiento consumerista, o, mejor dicho, del movimiento social para mejorar la calidad de vida de las personas.

Hago una valoración positiva de la colaboración y participación que he prestado, poniendo énfasis en la voluntad de seguir contribuyendo, aprendiendo y creciendo con este vínculo colaborativo que se ha generado, y que de todas formas puede impactar positivamente en los consumidores.

Pablo Rodríguez Arias

Director Ejecutivo de FOJUCC